lunes, marzo 05, 2007

Una Constitución Abierta

Frente a la reciente conformación de una Comisión Académica del Gobierno para redactar varios proyectos de Constitución sobre los que trabajaría la Asamblea Constituyente, me permito hacer algunas reflexiones:

La Constitución Política del Estado debe ser concebida como un ACUERDO BASICO de nuestro pueblo: “Nosotros los ecuatorianos nos ponemos de acuerdo para hacer las siguientes reglas del juego político:...”

Esta nueva Constitución, como instrumento de unidad política del Estado, no puede nacer como una imposición de soluciones coyunturales, sino más bien de un proceso de consenso general. Un Acuerdo Básico. Este acuerdo básico debe tener como primicia fundamental la necesaria convicción de todos los que hacemos el consenso (el pueblo del Ecuador) de respetar la nueva Constitución y de utilizarla como fundamento del Estado mismo. Ese es el consenso fundamental. Para facilitar esta labor de respeto a la Constitución, es necesario, que ninguna fracción SIGNIFICATIVA de los grupos políticos o sociales rechace el texto constitucional, dado que si la rechazan, cuando estos lleguen al poder, van nuevamente a propiciar una Asamblea Constituyente.

¿Cómo se logra la estabilidad y el respeto al texto constitucional? Otorgándole un carácter abierto a la nueva Constitución. ¿Qué es una constitución abierta? Es aquella que contiene las reglas del juego en un marco flexible, definidor a largo plazo de un óptimo social y económico que puede y debe realizarse de una u otra forma en virtud del juego plural de las fuerzas políticas… (Santamaría Pastor, J.A.) Esto quiere decir que la Constitución no está para satisfacer un determinado modelo ideológico (liberal, socialista, etc…), sino que debe garantizar y fomentar el pluralismo político, por medio del cual hoy nos rige una hombre de izquierda y el siguiente presidente que elijamos puede ser de derecha o de centro. Los Gobiernos pasan, el poder se transfiere, pero la Constitución debe perdurar hasta que se agoten todas las vías posibles para su desarrollo y ejecución. Es por esto que la misma debe establecer las reglas básicas en las que todos estamos de acuerdo y que por eso mismo se tornan en BASICAS. Estas reglas básicas deben ser lo suficientemente generales para que la Constitución no puede concebirse como un sistema cerrado de instrucciones vinculantes, precisas y unívocas, sino como un cauce, un marco de límites externos dentro de los las cuales las diferentes fuerzas políticas que se encuentren en el poder, producto de la voluntad soberana, puedan ejercerlo libremente.