martes, mayo 06, 2008

los jóvenes como el futuro...

“Los jóvenes son el futuro de la patria”, esta es la frase típica, casi tomada como axioma, de aquellos que intentaron sin éxito cambiar el rumbo del país. La pregunta que debemos hacernos los aludidos por esta frase es: ¿Somos realmente el futuro? ¿O seguimos metidos en los mismos tentáculos, en la misma manera de hacer política y de vivir nuestra vida en sociedad?

Mi primera impresión es que no lo somos. Nuestra generación, y con ello me refiero a aquellos profesionales y jóvenes trabajadores nacidos desde la década de los 70, ha sido absorbida por las viejas maneras que involucran un irrespeto por las instituciones, un amor por la improvisación, y en general indiferentes frente a la corrupción.

No quiero afirmar esto sin fundamentos, los hago en mi condición de haber estudiado parte de mis estudios de bachillerato y universidad en Ecuador, EEUU y España.

En Ecuador la Universidad fue -con brillantes excepciones- un circo de improvisación de profesores que daban las clases a la hora que mejor les convenía, durante el tiempo que les placía. Luego claro, estaban los exámenes escritos en donde la copia, la polla y el celular eran los mejores aliados de paradójicamente los mejores alumnos. Personalmente tengo que hace una confesión. Copié una vez en un examen escrito durante mi quinto año de Universidad, a cuyo profesor ahora me confieso y disculpo públicamente, ya que lo hice privadamente inmediatamente después del examen. Pero mi caso, aunque vergonzoso, no fue el único y de lejos el peor. Durante toda mi carrera universitaria observé a cientos de compañeros y amigos hacer lo imposible por engañar en los exámenes a sus profesores, ya sea copiando la respuesta de otro compañero o de un pequeño papel, incluso sacando durante el examen el mismo texto de estudio. Todo esto por una mejor calificación.

Al final del camino creo que se han engañado a ellos mismos y han sucumbido a la tentación del camino fácil, han tomado la vía de la corrupción. Esos alumnos están ahora, más predispuestos a copiar en el examen para acceder a la función pública, más predispuestos para sobornar al vigilante, al juez o al funcionario público. En definitiva, más predispuestos a continuar las prácticas sucias, ineficientes y excluyentes que ha mantenido la política ecuatoriana hasta la actualidad. Esos mismos ‘copiones’ son ahora diputados, y mañana serán jueces, ministros o Presidentes ¿Qué podemos esperar de ellos? Lo mismo de siempre.

Durante mi estancia en EEUU y en España, me he dado cuenta que el alumno tiene un mayor sentimiento de responsabilidad frente a su carrera y un respeto reverencial hacia sus profesores, en su inmensa mayoría catedráticos con títulos de doctor en la materia que imparten. Salvo una ocasión, no he escuchado de un alumno copiando en su examen, o que su compañero se lo permita.

Pero tampoco podemos caer en una premonición fatalista y dejar de lado las esperanzas de un país mejor, porque, en palabras de Jorge Enrique Adoum, “es mas necesario que nunca creer en el país, la vida no valdría nada si no creemos en el país, en su gente buena, en su vocación de paz, en su capacidad de levantarse tras la zancadilla que le echan, en su fuerza para resistir.”

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